martes, 21 de febrero de 2012

AAR RTW Terrae Expugnandae Ponto 2: Prólogo



Esta es la historia que precede la historia, los inicios.

El pequeño reino de Ponto se erguía orgulloso en la zona noreste de Anatolia, a pesar del delicado equilibrio con el cuál se manejaba la situación, Los ejércitos Seleucidas merodeaban la frontera haciendo pequeñas incursiones, persiguiendo un rebelde armenio según ellos. Para Mithradates, aquello no era mas que una excusa para extorsionar los pueblos fronterizos, sin embargo poco podía hacer contra tamaña fuerza.

El era el rey desde hacia décadas y había logrado tiempos de paz y armonía en sus tierras, y el florecimiento de  Sinope una bella ciudad a orillas del mar negro, y Amasia donde levanto un modesto pero significativo palacio que le servia de centro de gobierno.



En tiempos pasados habría dado la cara ante el regente seleucida pero su avanzada edad se lo impedía, los dolores de una vieja herida en el hombro derecho le privaban de libertad de movimiento,y debía recibir constantemente los cuidados de Hipócrates, su medico personal el cual se mostraba muy competente en su trabajo.

Sin embargo nada puede puede hacerse contra la vejez...

Un día en su escritorio mientras redactaba una carta para el Gobernador de Sinope, sintió una fuerte punzada en el lado derecho del abdomen, tras perder sus fuerzas y estar a punto de perder la conciencia, el dolor se atenuó al punto en que pareció desaparecer,pero cuando el rey trato de levantarse solo vio el velo de la sobra caer sobre sus ojos sin saber nada mas.

Despertó en una cama rodeado de su eunuco mas fiel Artoxares, quien lo miraba con sus ojos llorosos. Y su esposa la reina, quien gritaba ordenes y producía un torbellino de gente en el corredor llevando y trayendo pócimas y extrañas estatuas de dioses arcaicos.

-¿Donde estoy? ¿Que me paso? pregunto apenas, con los labios resecos y una sensación de cansancio total, a su lado Artoxares estaba por responderle cuando de pronto Hipócrates gruño.

-¡Pues que eres viejo! Y si sigues tomando ese vino frío tu cuerpo no lo soportará!, no se para que estoy aquí... nunca me haces caso.

- Veo que estas de mal humor respondio apenas Mithradates mientras trataba de sentarse en la cama. parece que te hace falta una buena noche de compañía para recobrar tu humor. dijo mientras lo miraba con expresión divertida.

- Lo que necesito es un rey quien me haga caso. Si no mi trabajo aquí no tiene sentido, y mi reputación depende de ello.

Luego de una incomodo silencio, el rey, a pesar de su cansancio indico a  Artoxares  que lo ayudara a levantarse y lanzo una miraba fulminante a Hipócrates quien estaba a punto de regañarle, pero este al ver la mirada perentoria de su rey, comprendió que debía retirarse, lo cual hizo de mala gana.

Una vez en pie, ya vestido y perfumado, bajo la mirada atenta de el eunuco y la reina se dirigió a las caballerizas, donde llamo a un joven de no mas de 18 años.

 -Llévale esto a el príncipe Pharnaces pasandole un rollo con el sello real. Y date prisa.

- Pero rey... exclamo con la voz temblorosa Artoxares, quien ya había entendido las intenciones del rey.
- ¡A callar! ya se acerca la hora de mi partida y Ponto necesita un nuevo rey... ¡Necesita a  Pharnaces!



Pharnaces era el mayor de los tres hijos del rey Mithradates, el heredero al trono y el mayor orgullo de su padre, había demostrado su valor en pequeñas revueltas de insurgentes y alguna cacería en la llegada de magistrados importantes, destacándose siempre por su gran valentía,  algunos lo consideraban eso si temerario.

Se encontraba por orden de su padre en territorios armenios para doblegar una ciudad Independiente gobernada por el Sátrapa Ziaelas, quien había realizado incursiones en territorio de Trabzon hasta Ordu.

Para esto se dedico a enrolar mercenarios cerca del puerto.


Una vez aumentadas sus fuerzas reemprendio el viaje hasta Kotais la ciudad del satrapa. Luego de ponerle un cerco de varios meses y sin recibir novedades de su tierra mando a un emisario con una pequeña carta para su padre.


Pharnaces, Principe de Amasia y Sinope a Mithradates, Soberano del Reino de Cpadocia hacia el ponto Salve! 
Saludos padre, espero el tiempo te trate tan bien como a nosotros a la llegada a Kotais, he puesto cerco a la ciudad pero Ziaelas se niega a rendirse, hemos repelido una par de incursiones que ocurrieron durante los primeros días, pero al verse superados en numero estos cesaron, creo mañana sera la gran batalla, al satrapa ya no le quedan muchos víveres y un informante nos hablo que al atardecer de mañana algo se planea.

¡Dentro de poco Kotais nos rendira pleitesia padre! 



Luego de coger una pequeña cantimplora con agua el jinete partió raudo hacia la capital.


Al atardecer del siguiente día, la advertencia del informante se confirmo, Ziaelas salia al encuentro a jugarse el todo por el todo, sus fuerzas inferiores en numero, tenían como ventaja ser veteranos en combate mientras que las fuerzas de Pharnaces no eran mas que levas que días antes se encontraban trabajando la tierra, no tenían madera de soldados.

Por lo cual el príncipe decidió cargar el peso de la batalla en su caballería pesada y su guardia de honor.



La posicion en la cual coloco a sus hombres era tras una empinada colina, con esto el enemigo tenia grandes problemas para ver la posición de los hombres. Pero era desventajoso para luchar, al escuchar el sonido de los cuernos resoplar desde la ciudad dio orden de retirar la infanteria hasta el bosque que se encontraba mas atrás y por mientras cubrirlo con la caballería.

Los primero en aparecer fueron los lanceros de Ziaelas pero el príncipe hábilmente ordeno cargar con los soldados de la guardia y hacer un flanqueo con sus fuerzas de caballería pesada póntica, dando muerte a gran parte del primer contigente de lanceros.



 Luego tras ver que el satrapa trataba de reorganizar los restos del primer contingente con su segunda división y su caballería, se retiro al bosque con sus hombres ya formados para esperar la carga del oponente .




Sin embargo, tras esperar unos momentos sumido en la incertidumbre vio como los hombres restantes cargaban en su dirección. Ziaelas se retiraba por el bosque en dirección este. Al ver esto ordeno a toda la caballería seguirlo y cargo con todo lo que tenia a los hombres de Ziaelas mientras un grupo de sus Sparabara le servia de apoyo y evitaba que los rodearan.




Luego, ordeno a su guardia y se lanzo a la persecución de Ziaelas sin esperar al resto de sus jinetes ponticos, Ziaelas al verse alcanzado planto batalla en una escaramuza de caballería.






El príncipe, se batió como un león pero subestimo a Ziaelas y su caballería, la cual tras alguno minutos se mostró muy superior a la guardia de Pharnaces, para cuando sus hombres se dieron cuenta, corrieron en dirección a la colina donde se desarrollaba la refriega pero solo llegaron a tiempo para ver como el príncipe caía a tierra con el hombro destrozado por un hacha enemiga, a pesar de luego rodear y perseguir a los culpables por el bosque, ya era tarde el príncipe yacía muerto en la hierba.


Los hombres de Pharnaces en venganza entraron a la ciudad una vez se hubo rendido y la quemaron, destruyeron templos y se dejaron llevar a la matanza de la población que acogió a Ziaelas.

Al amanecer del dia siguiente, aparecio en el horizonte un grupo de hombres montados que se dirgian directo a Kotais, ahora solo un puñado de cenizas y cadáveres rodeados de columnas de humo y fuego que aun se esparcía por la pequeña ciudad.

Al pedirles que se identificaran bajo de uno de los caballos Spartocus, el menor de los tres príncipes el cual con cara aterrada exigió ver a Pharnaces y que le diera una explicación. El mas veterano de los hombres se paro frente a el y comenzó a relatar lo que sucedió....

El comandante de los soldados, quien se encontraba al mando fue a hablar con el pequeño principe a fin de rogarle perdón por no poder proteger a Pharnaces. Y rogarle que le dijera al soberano sobre aquella tragedia con la mayor rapidez para otorgarle las exequias correspondientes.

Pero en ese momento Spartocus grito lleno de ira y con los ojos rojos por el llanto:

- ¿Mithradates?... ¡mi padre murió hace semanas pedazo de imbéciles!... el hombre que ustedes dejaron morir, era el nuevo rey hacia ya días.

- Pero... ¿como?,- la cara del comandante era de terror y las manos temblorosas delataban el miedo que se apoderaba de él. Luego ya no tuvo mas miedo, la hoja de la espada de Spartocus le atravesaba el corazón, y en solo segundo la vida abandono su cuerpo.

El llanto de reina madre duro semanas al enterarse de lo ocurrido, el mensajero que envió  Mithradates con un mensaje pidiéndole Pharnaces que dejara el asedio en manos del comandante y volviera a la coronacion antes de su muerte nunca llego a destino. Y solo el rey moribundo lo supo cunado recibió un correo del principe hablándole como si no se hubiera enterado de la orden de volver, por ello envió a Spartocus y uno de sus generales lo mas rapido posible, pero antes de que partieran el murió. Luego no se pudo viajar visto que con la muerte del rey, las tribus en las montañas cerraron el paso y se demoraron algunos días en calmar las cosas en el palacio y el reino. 




Continuara...














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